Como cada vez ha ido ganando más popularidad, es posible que a estas alturas hayas escuchado hablar del autoconsumo eléctrico en muchas ocasiones.
Esto ha sido así porque el autoconsumo es algo que, como sociedad, nos ayudará a avanzar en la transición energética hacia un planeta más sostenible y con menos contaminación. Nos permitirá ser más eficientes con la energía, hacer frente a la creciente demanda, y ser más respetuos@s con el medio ambiente.
Por eso, en este artículo queremos explicarte en más detalle qué es el autoconsumo eléctrico, en qué consiste, así como los distintos tipos de instalaciones existentes para llevarlo a cabo.
¿List@? ¡Empezamos!
¿Qué es el autoconsumo?
El autoconsumo hace referencia a aquél consumo eléctrico generado por tu propia instalación de energía.
De entre sus múltiples beneficios destacan:
- Una mayor sostenibilidad: al tratarse de energías renovables, son virtualmente inagotables y no contaminan, por lo que contribuyen a cuidar nuestro medio ambiente.
- Un mayor ahorro: pese a que inicialmente deberás hacer una inversión para adentrarte en el mundo del autoconsumo, a largo plazo ahorrarás más y tendrás un retorno de tu inversión. Además, en algunos casos podrías llegar a ahorrarte hasta la mitad del IBI.
Tipos de autoconsumo eléctrico e instalaciones
Los principales tipos de autoconsumo eléctrico son:
Energía solar fotovoltaica
Es una de las más populares. Para este tipo de energía, el autoconsumo proviene de placas o paneles solares instalados en los edificios.
Su popularidad se debe a que en España hay una gran cantidad de horas de sol, a que su instalación es relativamente sencilla y al hecho de que pueden ser instaladas tanto en bloques de pisos como en casas.
Energía solar térmica
Este tipo de energía aprovecha el calor generado por la luz solar para generar electricidad.
Para este tipo de autoconsumo, la energía también puede usarse para uso doméstico (como por ejemplo para calentar el agua) y puede ayudarnos a ahorrar tanto en luz como en agua.
Energía minieólica
Este tipo de autoconsumo aprovecha la producción de electricidad a partir de la fuerza del viento generada por unos aerogeneradores pequeños que pueden abastecer tanto a pequeñas empresas como a viviendas.
El único problema que presenta este tipo de energía es que su producción se interrumpe más a menudo que las otras, por lo que lo ideal es reforzarla con baterías eléctricas para acumular la energía generada.
Biomasa
Por último, debemos considerar la biomasa. En ella se incluye cualquier tipo de energía obtenida mediante la combustión de residuos animales u orgánicos (como la madera).
Generalmente, la biomasa se usa en chimeneas o calderas.
A su vez, estos tipos de energías se engloban en dos principales tipos de instalaciones:
Autoconsumo eléctrico sin conexión a red
Son aquellas instalaciones en las que no hay ninguna conexión con la red de distribución, ni directa ni indirecta, por lo que deben ser completamente autosuficientes.
Esto ofrece una principal ventaja: permite desvincularte de las compañías eléctricas ahorrándote la totalidad de tu factura, porque esa misma energía que generas sirve para abastecerte al 100%.
Sin embargo, el hecho de que no tengan conexión a la red hace que debas instalar baterías para poder cubrir la demanda cuando no se pueda producir energía suficiente (por ejemplo, cuando no haya sol o viento). Las baterías no suelen ser baratas (rondan los 1000€ por kWh instalado), por lo que instalarlas aumenta de forma muy considerable la cantidad de inversión necesaria.
Por lo general, este tipo de autoconsumo no es el más recomendable, porque deberás tener en cuenta que pueden existir averías en tus baterías o en la instalación que te dejarían sin luz, además que la inversión suele ser bastante más elevada.
Autoconsumo eléctrico con conexión a red
Por su parte, el autoconsumo eléctrico con conexión a red es aquél que está conectado y, por ende, comparte infraestructura con la red de distribución eléctrica.
En este tipo de autoconsumo, se consume la energía producida durante el día y, por la noche, se usa la energía eléctrica de la red.
Es la opción más recomendable porque te permite ahorrar más en tu factura de luz y te evita tener que comprar baterías para mantener tu instalación operativa por la noche.
¿Qué necesitas para el autoconsumo eléctrico en España?
Antes de proceder a la instalación, necesitarás los siguientes documentos:
– Permiso de obra (proporcionado por tu Ayuntamiento)
– Código de autoconsumo (conocido también como CAU y proporcionado por tu compañía distribuidora de luz)
– Autorización ambiental (proporcionada por la Consejería de tu Comunidad Autónoma)
Después de realizar la instalación, necesitarás algunos documentos adicionales:
- Licencia de actividad (proporcionada por tu Ayuntamiento)
- Alta o modificación del contrato de suministro y el de acceso y conexión (proporcionado por tu comercializadora eléctrica)
- Contrato de Compensación de Excedentes entre productor y consumidor asociado
- Certificado de Instalación Eléctrica (proporcionado por la Consejería de tu Comunidad Autónoma)
- Acuerdo de reparto (en el caso de que se trate de un autoconsumo compartido. Podrás conocer más en detalle de qué se trata en la Guía de Autoconsumo del IDAE)
Beneficios de tener placas solares en casa
Como te comentábamos, las placas solares son probablemente la forma más común de tener autoconsumo en casa. Y es que sus beneficios son bastantes:
- Reducción en la factura de la luz: Al generar tu propia energía, reduces tu dependencia de la red eléctrica, lo que se traduce en un ahorro significativo en tu factura de luz a largo plazo.
- Contribución a la sostenibilidad ambiental: El uso de placas solares disminuye la huella de carbono de tu hogar, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático al reducir la dependencia de combustibles fósiles.
- Independencia energética: Generar tu propia electricidad te da una mayor independencia frente a las fluctuaciones de precios en el mercado energético y las interrupciones del suministro.
- Incremento en el valor de la propiedad: Las viviendas equipadas con sistemas de energía solar suelen tener un valor de mercado más alto y son más atractivas para los compradores.
- Bajo coste de mantenimiento: Una vez instaladas, las placas solares requieren un mantenimiento mínimo, lo que las convierte en una inversión rentable a largo plazo.
- Acceso a incentivos y subvenciones: En España cuentas con incentivos fiscales, subvenciones o ayudas para la instalación de sistemas de energía solar, reduciendo el costo inicial.
- Durabilidad y larga vida útil: Las placas solares están diseñadas para resistir condiciones meteorológicas adversas y pueden proporcionar energía durante décadas.
- Apoyo a la red eléctrica local: En la mayoría de casos, el excedente de energía generada puede ser vertido a la red, apoyando la demanda energética y generando ingresos adicionales.